01 junio 2006

BARROCO Y ESOTERICO



Cuando leas mis relatos en las hojas del castaños del próximo otoño, notarás como se agrieta el corazón…

¡Cómo se espantará la calma!
Tal vez viste mis alas de cóndor manchadas de barro.
¡Bajé al submundo!
Mas, no temo.
El heno de las ilusiones se pudrió con lluvia de lágrimas.
Ese olor no deja rastro en la memoria.

Primera verdad… segunda verdad… solo es, la soledad que se levanta a nuestro alrededor. Pero, están naciendo flores, que perfuman la esperanza de leer tus escritos que no llegan. Se agitan cada noche, y recuerdan aquellos amores para siempre olvidados entre la corona de laurel de Caliope.
Iremos desapareciendo, pero como testigo inmutable, después de que la vida nos destruya, quedará “el jeroglífico alquímico del crisol” –el plano de las iglesias góticas-, que gritará: ¡fuimos apacible melodía, amantes eternos! Brújulas que nunca marcaron el desaliento.
Tu sabes que, los rosetones reflejo de la materia ígnea –gótico flamígero-, son la “rota” –rueda- de nuestra vida interior que arde en el atanor de nuestras pasiones, espantando las sombras del complejo de culpabilidad, dueño de los muros que ocultan los pasadizos secretos de nuestras intenciones.
Sí, son ausencias.
El escorpión avanza en contra del viento; la senda se pierde en la montaña; los árboles se inclinan; los ibones profundos dibujan manchas del cielo sobre sus rostros.
Barroco y esotérico es mi relato, como el sol, el canto de la cigarra y el ruido de la cascada; y yo, quieto como una foto ocre de familia.
Pero… seguiré escribiendo.
ATHO



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