05 diciembre 2015

VISIÓN DE UNOS OJOS TRISTES







El arco iris abraza los tejados de la aldea sin ruido, sin temor a la lluvia.
Se escucha sonido de pétalos de rosas en el bosque lleno de soledad.
Las estrellas observan a la luna que se apaga entre un lecho de nubes.
Con su brillante reflejo todo es más bello en el lago resignado, tranquilo.

Cuando se acercó la tristeza, no se pudo vaciar los recuerdos olvidados.
Hay un  camino largo que ilumina la Vieja Luna lleno de tristes melodías.

No se ven ni flores ni mariposas. Solo gotas de rocío sobre los sauces.

09 junio 2014

NO PUEDO

Estas sendas fueron lecho de hojas ocres.
El invierno ha llegado.
Los recuerdos de este otoño no son alegres.
Aspectos románticos, pocos.
Giran en torno a cosas vulgares.
El silencio de la montaña es denso.
Sale el sol.
Sus rayos penetran entre pinos y escriben tristezas.
Dejo de caminar.
No hay nada más en que pensar.
Ni relatos, ni poemas, ni prosa poética.
No es posible.
No puedo hacerlo.
Nadie dice que me ama, ¿debo decirlo yo?
Llevo toda la tarde muriendo de tristeza.
Quiero gritar, mas, no puedo.
Engullido por estos caminos nevados, formo parte del viento que no sabe venerar el silencio.

Atho

05 junio 2014

FELICIDAD, RIQUEZA, JUVENTUD… Y FIN.

En los tiempos invisibles, en los cuales los poetas trataban a los dioses, sabían que el contacto con lo divino es siempre peligroso. Traspasar el portal del silencio interior, también lo es.
La felicidad es una ave migratoria, una mariposa, una nube, un estado de la mente, es el sueño del desasosiego ¾no sé quien lo dijo¾ , no puede encontrarse fuera de uno.
Muchos van en busca de la riqueza, sin saber que es una prostituta sin escrúpulos.
Todos luchamos contra el paso del tiempo -las horas pasan rápidas como carrera de liebre- y tratamos de seducir y burlar al destino sin razón alguna, pues, él no tiene favoritos.
Si despreciamos a los dioses, como el padre de los Centauros, quedamos encadenados a una rueda de castigo por haber intentado luchar contra nuestro destino.
¿Quién no ha pretendido conquistar a la diosa guardiana de las manzanas de la juventud? y si no lo consigue, ¿No se ve recluido en un círculo tenebroso?  
Con la llegada de la aurora de los últimos días, cansados de nadar en el tormentoso mar de la vida, ahogados, nos recogerá en sus brazos, la diosa marina más oscura del océano, y nos llevará al otro lado.
“Los dioses son eternos, pero, para los hombres los días están contados”.

01 junio 2014

ADIOS




 



Contestación a tu carta fechada en París, el verano del 2006. 


Nueva Delhi, 2 de noviembre 2.006 

Yo estaba muy cerca de ti. Tú lo sabes. Siempre entre nosotros existieron esos trozos de paisaje que tan feliz describes en tu carta y que eran de los dos.
Ahora, abre tu corazón y da cobijo a la verdad. Tú, no me querías, querías la escena, el marco, las fiestas de sociedad, el hipódromo, Las Vegas...
Nieve, cisnes, mariposas, que tanto nombras, son imágenes del subconsciente, representan tus amadas fiestas de Alta Sociedad. Gaviotas y patos, te recuerdan las residencias veraniegas de tus amigos de París. Abedul, violetas, musgos, hiedras, pertenecen a un jardín al cual yo tengo prohibida la entrada.
Aquel día en Las Vegas, te lo dije: “El hipódromo o yo”. Apostaste a caballo ganador.
No puedo volver a tu lado, no debo. Pero no te preocupes, como dice un poeta italiano: “La Primavera aparecerá con su paso de topo”.
Te olvidaras de mí y yo, por fin, dormiré en los brazos de los dioses.
Adiós.



31 mayo 2014

CONFESIÓN ABIERTA COMO LAS RAMAS DE LA ENCINA




  

Parecía un retroceso hacia el ocaso, o quizá, al vacío, hacia la soledad agradable. Irrumpí, como el viento, en una nostalgia que esparcía la semilla de los recuerdos en silenciosa desesperación.
Adentrándome   en el horizonte, até la noche y, las perlas esparcidas, brillaron, y escribieron la magia de mi destino: “Tu amor, es el paraíso del que fuiste expulsado. Se quedó al otro lado. Lo que, desde entonces identificas como amores, son bellos sueños que se desvanecen, y vas errando por un purgatorio”.
Trato pues, de acelerar el pulso de la vida.
La bestia que escucha los ecos de mi sufrimiento, gira como hojas otoñales arrancadas a la tierra que amortaja. Una soga de ahorcado pende del árbol sagrado, donde a los dioses se les permite el suicidio.
Miro con desconfianza el final de esta desesperación.
La buena suerte cabalga sobre pájaros que se espantan fácilmente.  He podido estar atrapado por ella, pero, ¿Quién puede retenerla para siempre?
Como los árboles: Soy nudoso como el castaño, frondoso como el boj, puntiagudo como el pino, y mis amores: Son umbríos como el haya, frágiles como el taray, y exóticos como la palma de oriente.
Recogeré arcilla de los cuatro puntos cardinales y enterraré mis sueños al este del Edén.


06 marzo 2014

AMOR UNGIDO CON EL ACEITE DE LOS DIOSES


-Existen amores que se van y nos dejan melancólicos. ¿Adónde se dirigen, Gerardo?
-¿El amor que se va? No sé. Solo sé, que deja como el otoño, el alma llena de hojas amarillas.  Oculta un mundo llena de pisadas, de caricias y de recuerdos. Lo curioso es, que, del musgo triste aprisionado entre las piedras del olvido, nacen de nuevo flores de esperanza.
-Gerardo, ¿Cómo crees que sucede ese milagro?
- Mi querida Yoli, la esperanza de encontrar nuevos amores es empujada por una melodía, por un poema o por un viento que arranca cariño de las pasiones, que no poseen ni quieren ser poseídas”.
- Gerardo, mañana debo marcharme, pero volveré la semana que viene. Espero que sigamos viéndonos.
- Muy bien Yoli, esperaré tu regreso con impaciencia. Tu compañía me transporta a un mundo feliz.
- A mí también. Algo sucede. Me olvido de todo cuando estoy contigo. ¡Bueno! ... Dentro de siete días estaré en la cafetería New Year, en la mesa y hora de siempre ¡Hasta luego!
-¡Adiós! Regresa pronto.                        
Un beso cargado de ardiente pasión selló la despedida.
Gerardo siguió la figura de la misteriosa Yoli hasta que se perdió entre la gente que se apresuraba para coger el autobús urbano. Llovía como el día que se conocieron. Pero ahora, una eternidad horrible se estaba adueñando de su corazón. Temía que se apoderara de él, esa quietud oscura de los recuerdos, que gritan desesperados, por recuperar los momentos felices.
La semana anterior se habían conocido en la cafetería de la calle Iris. Ella frecuentaba los bares del barrio; escribía en cuadernos de notas. La gente suponía, que eran poemas y canciones de amor. Escuchaba con atención, melodías que, de un mueble musical antiguo, surgían enmarañando el ambiente de los primeros cafés de la mañana.
Gerardo le vio cuando ella miraba a través de la ventana a la gente que, preocupada por sus problemas y por las gotas de lluvia, apresuraba su paso por la avenida.
Contaban, que un día apareció por el barrio y nadie sabía de donde había venido; nadie sabía con quién o de que vivía. Era un encanto verla pasear por las aceras, con un movimiento grácil de su cintura, entonando a media voz, canciones de moda. Su mirada curiosa, despreocupada de la gente que le admiraba, se paraba en todos los escaparates de las tiendas de ropa de mujer.

Ha transcurrido sin pena ni gloria su jornada laboral. Gerardo pasea en la noche casi muda, encantado del brillo de las calles; intenta coger   colores de las estrellas, que parecen disparados por arcos luminosos. Está quieto mirándolas. Piensa en Yoli:
“Cuerpo vagabundo entre amores. Seducción, una y otra vez. Me vuelvo loco. ¡Qué huella tan profunda me ha dejado! Sus perfiles me inundan con ansia de poseerla. Soy fuego en carne trémula. Todos los minutos de todas las horas son un viaje al infierno del placer frustrado”.
Han pasado siete semanas. Ella no acudió a la cita en el New Year. El agua del estanque rodea la fuente de la plaza, refleja las luces de neón y la expresión de dolor del rostro de Gerardo. Ha cesado de caminar. Sin otra claridad que la de los brillos de una soledad extrema, contempla sobre la palma de la mano, una fotografía de su amada. Escruta una vez más los abismos del recuerdo, que guardan besos de amor ciego, sensaciones que no caben en el alma. Al no poder dar cobijo a tanto desengaño, su cuerpo se estremece como juncos entre el viento huracanado. No le duele la soledad, le duelen los recuerdos.
Mira a su lado. De un pálpito de la noche, sale un joven que le coge del brazo; tiene ojos tristes, tan tristes como los suyos; le sonríe y le dice:
-Ven conmigo.  
Se lo lleva de la mano, atravesando una profunda oscuridad.
- ¿Eres la muerte? ¿Verdad? ¡Mejor! Ni un gemido se oirá, ni una sombra quedará de mi tormento.
-No temas, soy un Cazador de Sueños. He salido de los tuyos, para ayudarte. Tu corazón no deja de galopar duro, hondo, desmoralizado. ¿Vas a esperar por más tiempo a esa mujer?
           -Estoy llamándola una y otra vez para que regrese. Clamo a los cuatro vientos que quiero verla.
-Nadie te oye. En los paisajes que se dibujan en tus sueños, reina una profunda quietud. No hay nadie. Estás prisionero de un amor imprevisible.
           -Esperaré, resistiré la desgracia de no verla. Mientras, permaneceré en compañía de la soledad, que sé que sí me ama, hasta que se realice el sueño de estar otra vez a su lado.
-¿Cómo sabes que la soledad te quiere?
-Si la soledad me despacha de su lado, cosa que no creo, pues somos viejos amigos, marcharé con la noche de la mano, por los campos escarchados de sueños muertos, con la esperanza de que mi amor por Yoli, ya no sea necesario para vivir.
-Gerardo, voy a desviarme de mi ruta. Iré en busca de tu amada, ojearé en sus sueños. Oiré sus pensamientos y conoceré sus intenciones hacia ti. Te traeré noticias.
-¿Dónde esta?
- No te preocupes, yo la encontraré.
-Ten mucha atención, ella es una burbuja, pasará a tu lado y no te darás cuenta; si la ves y la tocas, explotará, la perderás y no la volverás a ver más.
-Es como surgida de la ilusión ¿Verdad? -Le dice sonriendo el Cazador de Sueños.
-No lo sé,   pero es algo muy extraño y profundo. Estoy atrapado y no parece que tenga posibilidad alguna de salir.
- ¿Buscas acaso con tu mente humana, la explicación de tu amor por ella?
- Estoy convencido de que es hermoso vivir un amor que no tenga explicación. Que lo siniestro, es vivir sin amor. Que, el que no ama, está en la oscuridad total. El tren de mi vida nunca había parado en la estación de este amor que me destruye.
-La condición humana es extraña, es, como la bruma incapaz de disiparse...
-Yo tampoco quiero desentrañar el enigma, mi desconocido amigo.
-Pero... Vamos a ver, ¿Tal vez al contarle los amores que habías tenido anteriormente, hizo que acudieran a su mente, como caballos al galope, los torturadores celos?
-¿Por qué? Cuando yo la conocí, había pasado tanto tiempo, que yo no era capaz de distinguir los amores que ocurrieron en realidad, de los que nacieron de mi fantasía
- ¿Acaso no existieron ni unos ni otros?
-Los que fueron de verdad, fueron; Los que fueron deseados, fueron tan hermosos y tiernos, que creí en su existencia inmortal. ¿Quién es capaz de matar esos sueños? ... Nos encontraríamos solos. Dime, extraño Ser, ¿Quién puede acusarme de provocar celos por amores anteriores? Esta locura que tengo, espero que se termine con el regreso de ella, si es que vuelve. Pero tengo miedo.
Gerardo que, bañado por la Vieja Luna, está tumbado en el banco de la plaza, es zarandeado por un guardia municipal.
-¿Estás bien muchacho? -Le saluda con dos dedos de su mano derecha en la visera de la gorra.
-Sí, gracias. Me he dormido. Buenas noches.
Gerardo se aleja, pensando en el extraño sueño, hacia su domicilio.                            
                                  

Los Cazadores de Sueños han apagado la lámpara del Tiempo. La magnetita cristalina de sus cerebros se ha alineado en el campo magnético del espacio sideral, y se han reunido en la Ciudad de las Estrellas.
Esta Ciudad es ilimitada, tiene sus propias coordenadas. Por ellas caminan las fantasías y las ilusiones de todos los seres. Viven los Cazadores, en un mundo que tiene su existencia al margen de cualquier otro.  Todos ellos, están marcados por el destino que ellos mismos soñaron en sus existencias y caminan a su encuentro.
Atho de Jazaria, el Cazador de Sueños, está contemplando desde una ventana, que el paisaje de la huída no está puesto. Cerca, ve y oye a los otros Cazadores que, como él, llegan para reponerse de sus cacerías.
La casa de reunión cósmica, tiene un reloj de sol en la puerta que está parado; rosas de rocío adornan los ventanales; juncos verdes en las aceras señalan las sendas de los vientos; a lo lejos, se divisa numerosas montañas entre caminos azules; nubes bajas, sobre zarzas que arden con los colores del alba; mares de hierba que mueren cerca de la nada. Más allá, ningún sonido, ningún silencio. Nada.
¡Cuanta calma! Las flores regeneran perfumes que vienen de los montes; las sombras de los abedules esmeralda rodean el edificio inventado por los arquitectos de los ensueños; alguien está escribiendo historias de amor bajo un cielo lleno de escarabajos de colores.
La mañana ya está llegando de su ausencia. Viene abriendo sus grandes ojos verdes. Los dioses de una primavera única, elevan la tranquilidad de los presentes a una calma intensa.
-Atho, ¿Tiene sentido la vida? Me refiero a la vida de los seres humanos. ¿La muerte es un fin o un simple tránsito? ¿Tiene algún significado el sufrimiento? ¿Nuestro destino, como el de ellos, está sellado de antemano?
Este montón de preguntas agolpadas en el alma de Rahika, salen atropelladas, hacía su amigo.
-Imagínate Rahika: En una esquina, un vagabundo y su perro que ladra. Se encuentran lejos del sol que acaricia los tejados;  la calle oscura es la vida; la mirada de ambos, la inteligencia de los seres; los tejados, el egoísmo y la soberbia; el sol, la Divinidad, la suprema Verdad; nada es posible si la Luz del Amor no llega a iluminar el alma de los humanos.
-¿Se nace para lo sagrado?
Rahika sigue pensando trascendente, y escucha las palabras de Xurko, que posee esa sabiduría nacida de la soledad de las cumbres.
   -Yo sí creo en la Vida que, partiendo del Primer Amor, profanó el Misterio del Eterno Silencio, y perdió la Inmortalidad. La vida cayó en la oscuridad. La situación desde entonces es desesperada. Los humanos quedaron a merced de los dioses y de las súplicas. Pero... dejemos estos asuntos transcendentes y hablemos de nuestras propias actividades.
Fruga, la Cazadora en los territorios de esperanza, iluminando a todos con sus ojos dorados, dice:
-Atho, cuéntanos como fueron los amores de Gerardo y Yoli.
Tras una pequeña pausa:
- Pues... cazando en los sueños de Yoli aprendí, que dentro del ser humano existen zonas que no se debe compartir con nadie, ni siquiera con el gran amor. Yoli tiene secretos de una vida íntima muy vulnerables. Pudorosa unas veces y vergonzante otras, anida secretos para su satisfacción o para su penitencia.
           - ¿No le contó a Gerardo, a pesar de que tanto le quería, la verdad sobre su pasado?
La ansiedad se hacía notar en la voz de Fruga.
-Querida, el amor fascina, atrae poderosamente, sin él, los humanos no habrían despegado de los simios.  La mayor parte de los amores son efímeros, engañosos, sin control. Entre los recuerdos de los viejos amores existen mundos de soledad, están surcados por caminos de olvido. La paz no es compañera del amor. Esta siempre entre dudas y tormentos. No se les enseña a amar, pasa el tiempo, y, tampoco aprenden.
-Es todo tan extraño -dice Rahika.
-El amor entre los humanos, en el mayor parte de los casos, es hermoso pero efímero. En el caso de Yoli y Gerardo... Los amores que anidaron en el corazón de ella antes de conocer a él, eran de pasiones fuertes, pero tristes y breves. El que sentía por Gerardo, destruía aquellos lazos. “De qué me sirve haber atesorado pasiones increíbles, sin tengo que renunciar a ellas, por éste que parece ser para siempre...” - pensaba cuando se veían, y levemente aturdida por la mirada de Gerardo, contemplaba la devoción de sus ojos, llenos de vitalidad y pasión. No tenía para ella ningún sentido, era un movimiento raro, que sin querer, le estaba llenando de locura. Ella no quería ser mujer de un solo hombre.
Y seguía pensando...
”Este es un amor tranquilo, de los que no se pierden en las profundas grietas de la oscuridad; luz protectora; pausa de bellos azules; deja ver alegría y conoce el rostro de lo eterno. Los otros cuerpos que he conocido, están deformados de aguantar tanta ruina moral de las caricias de mentira; amores que llueven sobre paisajes sin memoria; hacen brotar escorpiones que devoran la frontera de la verdad amorosa”.
 Tras una pequeña pausa, Atho prosigue:
-Hacía tiempo que a Yoli las pasiones le asediaban. No creía ser merecedora del amor puro de Gerardo.
Rahika, comenta:
-Creo amigo Atho, que para todos llega el momento de dejar las pasiones, suave, muy suave, en ese territorio, donde los humanos quieren ser ángeles, y a los antiguos amores que se fueron tras otros cuerpos, no guardarles rencor. Yoli tiene derecho a disfrutar del amor especial de Gerardo. Seguramente el sonido de sus amores pasados le debía esclavizar, y no le dejaban sitio para el nuevo.  ¿Qué hacer ante esta situación? ¿Fingir la verdad o sincerar la mentira?
Seguía recordando Atho:
Estaba sentada Yoli en un banco del parque y, formando yo, parte de sus pensamientos como interlocutor, se produjo este diálogo: “-Odio que seas así, siempre igual, recibiendo amores retorcidos, encima no eres ni un poco viciosa -le increpé
“-¡Y tu qué sabes! ¿Moralidad inmutable? ¿Desprecio de los amores que no son puros?-contestó irritada.
“-¿Sabes lo que puede ocurrirte?...
“-No es necesario...
“-  ... el cariño y la ternura, parece faltarles a los hombres.
“-No soy pura, doy libertad absoluta a los hombres para que me posean. No les pido nada a cambio.
“-¿Confías en los hombres?
“-Siempre lo he hecho. ¡Siempre lo he hecho! Estoy siempre muy segura de mi misma. 
“-¿No quieres recuperar a Gerardo, verdadero amante, amante ideal, la magia de amor que soñaste de niña?
“-La culpa es de los primeros hombres que se acercaron a mí.
“-Pero... ¿Los amabas?
“-No.
Tras un corto silencio, prosigue:
Pasado cierto tiempo. Una tarde de verano había tropezado con un vacío de amor. La serpiente de los celos se retorcía sin dejarle pensar.
Se decía así misma:
“¿En qué hombre podré confiar? 
Y pensaba en Gerardo. Por fin exclamó:
“¡Sí! Solo hay una respuesta. No puedo dejar que el amor de Gerardo se convierta en una ruina.
Y decidió volver.
Rahika curiosa, le pregunta:
-¿Pensó contarle su vida de prostitución? O ¿Los ángeles que vigilan el futuro incrementaron el poder del viento que atrae los olvidos?
-No, los ángeles de pluma negra, no diferencian, no saben distinguir el olvido, del recuero ni el dolor, del placer.
-¿Por qué pues, vigilan el futuro de los hombres?
Fruga, no conoce el misterio de los ángeles que disponen los caminos hacia el destino de cada uno de los humanos.
Atho impuesto en el conocimiento del último grado del Misterio, le contesta:
-Llegará un día que los humanos podrán viajar en el tiempo, viajar a su propio futuro. Pero... los Ángeles Sombra, cortarán el paso. Irán colocando a la humanidad en la frontera exacta, entre el presente y el futuro, que reconocerán como su casa y quedarán allí para siempre.
-¿Será la oscuridad el destino de los humanos?
Y Rahika exclama:
-¡Ya no habrá vida!
Atho se acomoda sobre su asiento entrelazando sus dedos. Y prosigue:
-Hubo un Gran Pensamiento. Alrededor existía la Eternidad. El Alma nació de ese Pensamiento. Y el Alma se Expandió al Futuro. El pasado no existía para el Alma que nació del Pensamiento. Con el Alma nació la Vida.
Las leyes físicas hacen imposible construir una máquina que lleve a los humanos al Futuro, a su futuro. Pero... existen otras leyes, no físicas, que nacidas del Pensamiento, permiten -fuera ya del cuerpo- pasar al Futuro, viviendo el Presente. Es la reducción de la Eternidad a la mínima expresión. Todo está en ese momento infinitamente pequeño. El Pasado, el Presente y el Futuro, son la Eternidad en un punto. Los Ángeles de Alas Negras, son el Punto.
- ¡Dejemos eso! ¿El amor de Yoli tendrá un final feliz?
Al decir esto, Rahika apoya su cabeza en el hombro de Atho.
-En algún momento le pregunté:
“-¿Le contarás tu vida anterior?
“-Pertenezco a la gris y asombrosa quietud de las mujeres liberadas por el olvido de los recuerdos de los malos momentos. Rechazo los recuerdos de aventuras pasadas, porque, produce desorden en los sentimientos de las nuevas amistades. Es posible que, adormecida por la esperanza de encontrar otro amor, me acelere con los olvidos. Todos esos recuerdos, guardados, me llevarían a la destrucción. Pero... ¿Cuándo y cómo sabré cuál será el auténtico? No sé si renunciar a todos para siempre esperar. Prefiero ir del bullicio al silencio. Encerrarme en mis pensamientos.
Atho sigue:
-Los pensamientos son vida segura; las personas destrozadas se refugian en ellos. Así dominan por momentos las quimeras que tiranizan su existencia.
Mientras tanto...
La escena tenía encanto. Ella, con la sonrisa congelada y brillante, él, con rostro estúpido, estaban llenos de felicidad.
En el escandaloso infierno de una noche de verano, crecía la música en la plaza, mientras, el bullicio de la fiesta del barrio, se alejaba por las callejuelas estrechas, llenas de profundos silencios hasta entonces.  Los tejados, las farolas, los coches aparcados sobre las aceras y los portales de las casas, recogían los últimos ecos. Las luces de las estrellas parecían caer dormidas como niños en su cuna. Las sombras de los edificios, empujadas por la luz de la luna llena, se alargaban tristemente, sin ruido.
¡Imposible borrar la magia de ese encuentro!
Yoli y Gerardo, no parecían estar en este mundo, ni, en la alegría de la fiesta. Era un instante divino, un estallido de felicidad, que transforma sus corazones en un éxtasis misterioso.
La tarde anterior, se habían encontrado en Alquezar, lugar, que por motivos de trabajo, residía Gerardo. Era un día brillante, la Colegiata que domina el pueblo, acariciada por el río Vero, resplandecía llena de hermosura e historia.
Cuando Yoli estuvo cerca de su amor, sus ojos se llenaron de lágrimas, y algo de esplendor del paisaje se fue rodando por sus mejillas.
Las montañas, con sus crestas, formaban castillos de leyendas anteriores a los tiempos. El sol que caía por una línea infinita, daba movimiento a las sombras de los árboles, que se ocultaban tras el paisaje camino de un melancólico atardecer. Un aliento de aire enjugó la última lágrima .Reflejó el dorado. Sonrió.
Transidos de melancolía, llenos de un silencio profundo e inmenso, era posible sentir el amor que pasaba de uno a otro, como los sueños felices transitan por las rutas inmortales que llevan a la morada de los dioses.
No se debe reprimir el amor, como no se debe coartar la libertad.



28 noviembre 2013

SE TERMINÓ

 

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Las olas se van llevando las huellas. Cogidos de la mano, ahora caminan por la orilla remojándose los pies. Siguen, muy despacio, adentrándose en el mar. Vivian una inquietante incertidumbre sobre el destino final de sus amores.

El amor no viene y se va por sí mismo, solo va adonde le llaman.

Nubes umbrosas. Del amor vivido por ellos, solo se salvará lo que se puede salvar. Ella, vuelve a su ciudad. Él, a la montaña, sin mirar atrás. Prodigiosa libertad, piensan.

Desde el último mes, ¡aquellos silencios!

La tristeza se asoma en la ventana de sus ojos. ¿Dónde colgarán ahora sus recuerdos? ¡Qué importa! Son pedazos de ruinas. Todos los momentos ahora son amaneceres sin luz. Todo, fue una dolorosa mentira.

El cielo brilla sobre un porche de nubes. Se acabó el zumbido de la ciudad. Distancia suficiente para no poder regresar. El mar los acuna y traspasan la invisible frontera entre los dos mundos.

25 noviembre 2013

LAS HOJAS AMARILLAS

 
 
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Las hojas amarillas que bajan por el barranco, esconden temblores de una tierra desnuda, ellas palparon en el abismo la oscuridad adherida al silencio que guardan las lechuzas.
Cuando las aguas llegaron al valle, vieron tumbada en una de sus orillas, sobre una toalla multicolor, en la misma posición que “L’Olympia”, de Magritte, apoyada sobre sus codos, con la cabeza levantada mirando su ombligo, una bella mujer.
Ella estaba pensando: Se fue en busca del “vellocino de oro”, sobre su piel –le han dicho- está escrita la fórmula para la obtención de oro y plata. Aún sabiendo que me mentía, le sonreí y lo besé cuando se despidió.
Ella quiso ser como Thot, guardián de los sueños, de sus sueños. No lo consiguió, ellos le conquistaron y, se fugaron.
Las hojas doradas antes de seguir su camino rio abajo, mientras la bella dama las contemplaba, supieron decirle que, a veces cuando mueren las ilusiones, de su caparazón, como del de las tortugas, surge la lira de las ilusiones muertas, surge la música de un nuevo amor.
Las acarició, y envueltas en el remolino provocado por su mano, siguieron con destellos dorados, rumbo al encuentro de su destino.








14 noviembre 2013

HE PERDIDO LA PARTIDA

 

 

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Es esta la calle. Mi calle. Bueno, mi calle no, la calle donde vivo. Esperaré a que muera el día. Que muera sobre este adoquinado sucio.

Más allá del camino que va al río, asoman unos poemas, son hijos de las nubes que ayer, desde la montaña al valle, nacieron llorando la tristeza del invierno.

Hoy renace el pasado. Pero no. No es el pasado, es un montón de tiempo perdido. Son dados trucados que el destino lanzó sobre el tapete de mi conducta. He perdido la partida.

Allá bajo todo es barro, un vaho de sueños tristes. Ese cuenco lleno de profecías que no se cumplieron ahoga la libertad de hoy. Solo, al nacer el día, esconde el triste murmullo que arroja su manto sobre mi existencia.

Nada. Nada muere sin su sombra. Una alondra ha pasado desviada, lejos de la tempestad sin dejar su silueta sobre los acantilados.

Los cipreses se ven sobre el resplandor del horizonte intentando cubrir la tristeza de la tarde. Todo se paraliza cuando intento despertar del letargo en el que me sumió las últimas caricias de su sonrisa.

05 noviembre 2013

HUYÓ LA NOCHE

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En la lívida aureola de un farol, tras deambular por las calles silenciosas, la ciudad dormida, el amor se disipó, apartó su cabeza de mi hombro.

¿Y, sabes que me recordaba su mirada? …el resplandor verde de las ramas de la higuera al ser mecidas por el viento. Pero…sus palabras se volvieron escabrosas, difíciles de entender.

Huyó la noche y supe después, que ella también. Se cubrió mi cuerpo de un escalofrío rodeado por la luz de sus ojos y la música de sus palabras.

Miraba con nostalgia como huía su hechizo bajo la luna, como se perdía el reflejo de las estrellas en los charcos del olvido. Pena de un amor imposible.

Aquel otoño, las sendas de mi destino se sumergieron en un vacío de luna y silencio, en una extraña lejanía.

El poder de este relato, retiene con fragilidad, el eco de la pasión. Pena de un amor imposible. Desde la luz mortecina que alumbra el pasado, te recuerdo encerrada en una burbuja indecente y sucia.

La quietud diurna del presente es alegre. La senda que se divisa parece más luminosa, se pierde en una libertad de un silencio que destila sueños dulces. Allí aparece el cielo que recoge un río preso de sus orillas verdes.

El fuego inquieto de la tristeza será para siempre si no se apagan sus ardientes rescoldos. Me quedaré quieto, junto al manantial mágico de mi bosque, escondido en la niebla, lejos de aquella realidad de perfecto círculo, formada por siete puertas iguales, siete, no, setenta. Fue difícil encontrar la salida a la verdad. Aquel amor estaba listo para el desguace.

03 noviembre 2013

OTRO SUEÑO EXTRAÑO

 

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Aquella noche me desperté en un barranco. Las estrellas abrían la oscuridad. Mis pies eran raíces ocres. No entendía nada. Me convertía en un árbol. Las ramas brotaban de mis dedos. El color de mi pecho era de nenúfar. La brisa tropezaba en mi rostro lleno de palabras. Una lluvia desnuda me envolvía. Un pajarillo me dijo:

-¿Te despiertas? Tu nombre se está escribiendo en todas las piedras del rio. ¡Despierta!

La luna, la Vieja Luna, me recogió en su blancura. Era la primera luna del año.

Me hablaba al oído:

-A veces el silencio cicatriza las heridas de las palabras que como espinas se clavaron en tu corazón durante la despedida. Adiós sin misericordia, del último verano. Aquel amor era como el rescoldo de la leña de olmo, no hacía llamas visibles. Sus labios rojos como bayas de fresno y sus pensamientos desnudos de amaneceres, no conocían primaveras, ni lágrimas, solo infimitos con tatuajes absurdos.

Mientras: Un rumor de hojas amarillas deposita sobre un lago azul, canciones que arrebatan de un viento triste impregnando el ambiente con un olor a violetas.

Y… siguió musitando:

-Es el día en que sepas que, ella ha huido lejos, más allá de las estrellas, convertida en alondra.

14 septiembre 2013

EL OTRO AMOR

 

 

 

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-¡Qué bien hueles!

-He tomado un baño de pétalos de rosas y esencias naturales, tenías que venir hoy, me preparo para ti cada día, apóyate sobre mi pecho desnudo y sintoniza los latidos de mi corazón, ¿notas qué fuerte va?

-Déjame verte desnuda del todo, tus pechos, tu pubis, tus glúteos, tu sonrisa...

-Levanta este raso blanco y podrás verlo...

-¡Qué hermosura!

-Dímelo al oído, entre susurros cerrados, cortos, apretados y pequeños... ¡me haces cosquillas! Siento una gota que recorre mi espalda, es gota tuya que se quiere hacer ósmosis con mi sangre, detenla con un beso, no la dejes llegar a los glúteos...

-Algo de mí está...

-Déjalo anclado como estandarte de tu conquista... que suelte fuertes raíces y no te muevas de ahí...

-Ayúdame..

-Sólo puedo relajarme ante tu obra, a esas manos de alfarero que me están dando forma de aljibe, permanezcamos así, mucho, mucho... quédate...

-No te apartes aún, no ha llegado la hora...

-No quiero que llegue la hora, que no llegue nunca... Me encanta sentirte tan cerca... dentro de los pliegues internos de la piel... Apriétate... Déjame sentir nuestros cuerpos aunados en un mismo vaivén, como las buenas cunas...

-Te prometo, esto me parece un imposible, nos estamos acercando al abismo, debemos enterrar esto en el sotobosque, para que se purifique con las lluvias...

-Bueno... pero yo no tengo miedo a las caídas, a los abismos, sí tus estas conmigo...

-Que los ángeles achiquen esta locura que nos aleja de la realidad... mira, la pasión, es como la flor de los prados, pronto se mustia, se desvanece y yo no quiero que eso ocurra.

-Será una pasión fresca, si tú prometes cuidar de la flor de los vientos, yo te juro, velaré para que esta pasión nunca, nunca muera. Nos sentaremos en los atardeceres a mirar el río, para sentir siempre esa sensación que devuelve vida, pero más allá de mí, si tu me pides, me pides que todo termine, soltaré amarras, lo haré despacito, lo haré como cuando una madre suelta el dedo de su pequeño hijo que empieza a dar los primeros pasos, lo haré.

-Nunca te olvidaré, pase lo que pase...

-Cuando me hablas así, me haces respirar lento, caliente y pesado... Ayer fui al bosque, ¡si vieras los robles! su tronco milenario, sus raíces... hablaba con ellos como contigo. Dame un beso y vete, si me necesitas llámame.

-Adiós amor.

Atho de Jazaria

10 septiembre 2013

ALEGRÍA O AFLICCIÓN

 

 

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No estoy seguro, después de amar a la lluvia, sin entender su música, me quite el miedo a encadenar sueños.

Esta vida trascurre lenta.

Si las nubes hablaran, un silencio siniestro estallaría en la memoria al recordar las palabras que nos dijimos al despedirnos en aquel café.

Alguien toca el piano mientras muere en el horizonte esta noche de otoño. Ha sido un día de nostalgia, melodía de un tiempo que pasamos en París. Cierro los ojos ante la paz que siento.

Se desprenden los enigmas de aquel viaje.

Amargor.

La mirada de sus ojos, como ave nocturna, se perdía en un pozo donde mueren las estrellas del desencanto. Íntimo secreto que duerme triste tras recordar tan insólita aventura. Olvidaré su cuerpo tan deseado en sueños. Aquellos suspiros que rompían la tranquilidad del Sena. La densidad de la pasión permanecía una vez agotadas las caricias.

Mas, que importa ya, este amor, libre ahora de su embriaguez.

En el espacio real de reproches, murmullos en la cumbre de los sentimientos, que no pueden olvidar sus desnudos de mentira. Ocaso del instante de una mirada extraña que nace de la duda silente en su corazón repleto de soledad. La imaginación murió en la superficie de una piel que no deseaba sujetar la pasión y dar a esa pequeña muerte un seguro final lleno de amor.

Todas las estrellas de su mirada parecían suplicar que no cesaran mis besos sobre su piel, pero, no era así, huía a la montaña de otra persona, como gorriones urbanos hartos de los ruidos grises de amores fingidos.

No quiero saber si estos recuerdos dificultan el nacimiento de un nuevo día feliz. No quiero recordar como su cuerpo tumbado a la orilla del río, esperaba fingiendo, la música de mis besos. Libre, para que se derrame la alegría como las olas sobre la playa de mi alma, mi pensamiento, premian con sus nuevas imágenes, ráfagas de paz han explotado. Todo es luz. Tal vez un antídoto contra el miedo. Miedo a que nada tiene sentido. Alegría o aflicción.

15 agosto 2013

CONFESIÓN ABIERTA COMO RAMAS DE ENCINA

 
 
 
Parecía un retroceso hacia el ocaso, o quizá, al vacío, hacia la soledad agradable. Irrumpí, como el viento, en una nostalgia que esparcía la semilla de los recuerdos en silenciosa desesperación.
Adentrándome en el horizonte, até la noche y, las perlas esparcidas, brillaron, y escribieron la magia de mi destino: “Tu amor, es el paraíso del que fuiste expulsado. Se quedó al otro lado. Lo que, desde entonces identificas como amores, son bellos sueños que se desvanecen, y vas errando por un purgatorio”.
Trato pues, de acelerar el pulso de la vida.
La bestia que escucha los ecos de mi sufrimiento, gira como hojas otoñales arrancadas a la tierra que amortaja. Una soga de ahorcado pende del árbol sagrado, donde a los dioses se les permite el suicidio.
Miro con desconfianza el final de esta desesperación.
La buena suerte cabalga sobre pájaros que se espantan fácilmente. He podido estar atrapado por ella, pero, ¿Quién puede retenerla para siempre?
Como los árboles: Soy nudoso como el castaño, frondoso como el boj, puntiagudo como el pino, y mis amores: Son umbríos como el haya, frágiles como el taray, y exóticos como la palma de oriente.
Recogeré arcilla de los cuatro puntos cardinales y enterraré mis sueños al este del Edén.
ATHO











10 julio 2013

CENIZAS

 

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Aquel amor encerrado en la oscuridad del sepulcro, nunca fue capaz de rasgar las tinieblas. Se creía que era un dios más allá de la tristeza.

Aquí, ni huellas. Solo silencio. Cenizas.

Solo fue un balanceo. No se llegó a entender por qué tras las caricias, los sollozos.

Ese amor no solo pudo morir tras el poco tiempo trascurrido, sino que murió.

Se vio la inmensidad del Amor sin horizonte. Fue un momento que tenía que llegar.

23 junio 2013

LAS NUBES PASAN

 

 

 

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Las nubes pasan muy rápidas sobre el valle. La fantasía muere en lo alto, donde anidan los buitres. La luz ha descubierto su belleza. ¡Oh eternidad de un instante de amor!

Ni los pinos del monte dan sombra. La alegría parece borrar aquel lenguaje que sumergió en la duda la promesa que se hicieron en el puente.

El sol sale impaciente entre los sauces del rio, no cesan de mover sus ágiles ramas. Para encontrarse con el amor, es necesario, olvidar, resistir la tentación de recordar el fracaso de los anteriores.

El otoño duerme sobre hojas doradas. Pájaros. Libertad. La vida empieza a despertar. Si te preguntan no contestes que te burlaste de esos amores, que, te aburriste de sus besos.

Dejaré mis secretos entre el murmullo de las fuentes. ¡Cuídate del desamor!

El infinito ha borrado las estrellas. El placer y las alegrías se recuerdan. Es inútil callar.

Seguiré escribiendo.

30 mayo 2013

MIS VERSOS

 

 

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Mis versos que vivían bajo un sauce, han huido y, se han refugiado, bajo los pinos que dan calor a la frontera de los sueños.

Noche de vieja luna.

Cortina de sauces tristes inunda la vida ahora.

Camino callado, frío.

Entre girones de nubes grises, como garzas reales, el amor voló al amanecer.

Las alas del deseo se paralizaron.

El amor dejó de ser nómada de los sueños.

Se llevó los silencios.

Y… los quemó.

Sus cenizas en playas del recuerdo se disolvieron en el mar del olvido.

Ya no hay más tiempo.

El sol duerme entre sombras grises, quieto, en todas los claros del bosque.

Los crepúsculos, huérfanos de felicidad, callan entre las rocas, para que sus silencios no sean rotos, y, su última luz petrificada, guarde en sus labios, recuerdos alegres.

La belleza se dibuja en el aire con hermosos rasgos. Y el alma resucita recordando pasiones prohibidas.

El amor muere alegre.

30 abril 2013

ESTO QUE ACABO DE ESCRIBIR NO ME GUSTA

 

 

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La historia es amarga.

En sus palabras hay crepúsculo triste.

El ciprés se decanta, vacío.

Una náyade brillante y desmelenada, seduce a la Vieja Luna que llora a la oscuridad.

Sonriendo, un cisne, espanta al gusano negro que se desplaza armonioso, sobre mi cuaderno.

Y escribo algún poema. Siembra estéril.

Lanzo lejos, crepúsculos y ausencia, libre de culpas.

Sí, tengo relatos.

Sí, tengo perífrasis alegres encalladas entre las cuadriculas.

Sí, tengo voces de lugares lejanos.

Nada es perecedero en la fantasía de los que intentamos escribir.

Siempre existe una sublime amistad o un bello amor sexual, delicado y respetuoso para relatar, la fábula no morirá arrugada entre colillas de cigarrillos.

El relato, como el sonido de la ocarina, que se baña en los ríos del bosque encantado, no se extraviará en las sombras de las noches aciagas.

17 abril 2013

SOÑADORES

 

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Si pides a la Fortuna, diosa hija del suelo volcánico, que se cumpla tus deseos, te quemarás. Me alegra pernoctar en los sueños. Los soñadores pertenecemos a un mundo que todavía no está terminado.
Mientras los árboles y yo , escribimos, ellos con sus ramas, yo con mis dedos, historias de magia, el río de la vida pasa por nuestro lado, oculto y de amarillo.
Nací en el mes de la Caña y el Junco, a la luz del Jaspe, sobre la flor de menta. Yo se mucho del viento, cuento historias de las que gritaron los hombres en los hoyos de la tierra incapaces de guardar el secreto. Se lo cuentan a la tierra profunda, y las entierran. Pero no saben que luego las cañas, cuando las roza el viento, reproducen las historias. Yo conozco su lenguaje.

11 abril 2013

UN ENCUENTRO



 

Sentado bajo el zaguán de la noche, vino un hombre a contarme:
-Eran dos sombras del pasado... -comenzó con voz trémula y pareciendo ausente, no supe si, me hacía una petición, o una confesión.
-¿Qué quieres decirme? -Le animé con un gesto cariñoso con intención de ayudarle.
-Te lo suplico. ¡Ayúdame a encontrarlos! Ella es mi amor -su expresión era desesperada, mirada perdida y rictus de amargura en sus labios.
Cubrí con mi brazo izquierdo su espalada encorvada por el abatimiento y le dije:
-Yo soy chaman de otros males, no puedo cambiar el Destino del amor. Sé de qué y de quienes intentas hablarme. Debes saber que, ellos se quieren.
- Yo la amaba, le amo con pasión, dime, ¿Por qué me dejó?
Lo aparté de mí al mismo tiempo que le levantaba su cara para que alzara su mirada y se encontrara con la mía y...
-¿Te acuerdas de tus ásperos silencios? Tu vida siempre ha sido de trabajo y amigos. ¿Cuándo y cuantas veces hablaste con ella de ese amor que dices le profesas? Si alguna vez, recuerda, hablabas con ella, solo era de dinero y poder. ¡Vete! Tu destino está escrito en las estrellas. No podemos y menos tú, profanar el sueño que comienza para ellos -unas lágrimas cayeron lentamente por sus mejillas hasta morir en la comisura de sus labios.
-Decidme, por favor, al menos, ¿quién es él?
-Es un vagabundo de largos silencios que le habla de amor, le cuenta historias de elfos, acaricia sus manos con sus labios, sus labios con sus manos y... sueñan despiertos los dos juntos. Olvida ese amor, olvida a tu amor de ojos zarcos. Ella nunca jamás volverá.
Atravesó el zaguán de la noche y su sobra se confundió con la oscuridad. La pérdida de su amor había borrado los caminos por donde transitaba su vivir y huyó por donde solo podía, por lo más oculto. No dejó huellas, no buscó más el placer en el amor, sino en el olvido.













30 marzo 2013

HE PERDIDO LA PARTIDA

 

 

 

DESTINO CONFUSO

Es esta la calle. Mi calle. Bueno, mi calle no, la calle donde vivo. Esperaré a que muera el día. Que muera sobre este adoquinado sucio.

Más allá del camino que va al río, asoman unos poemas, son hijos de las nubes que ayer, desde la montaña al valle, nacieron llorando la tristeza del invierno.

Hoy renace el pasado. Pero no. No es el pasado, es un montón de tiempo perdido. Son dados trucados que el destino lanzó sobre el tapete de mi conducta. He perdido la partida.

Allá bajo todo es barro, un vaho de sueños tristes. Ese cuenco lleno de profecías que no se cumplieron ahoga la libertad de hoy. Solo, al nacer el día, esconde el triste murmullo que arroja su manto sobre mi existencia.

Nada. Nada muere sin su sombra. Una alondra ha pasado desviada, lejos de la tempestad sin dejar su silueta sobre los acantilados.

Los cipreses se ven sobre el resplandor del horizonte intentando cubrir la tristeza de la tarde. Todo se paraliza cuando intento despertar del letargfo en el que me sumió las últimas caricias de su sonrisa.

18 marzo 2013

OTRO SUEÑO EXTRAÑO

 

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Aquella noche me desperté en un barranco. Las estrellas abrían la oscuridad. Mis pies eran raíces ocres. No entendía nada. Me convertía en un árbol. Las ramas brotaban de mis dedos. El color de mi pecho era de nenúfar. La brisa tropezaba en mi rostro lleno de palabras. Una lluvia desnuda me envolvía. Un pajarillo me dijo:

-¿Te despiertas? Tu nombre se está escribiendo en todas las piedras del rio. ¡Despierta!

La luna, la Vieja Luna, me recogió en su blancura. Era la primera luna del año.

Me hablaba al oído:

-A veces el silencio cicatriza las heridas de las palabras que como espinas se clavaron en tu corazón durante la despedida. Adiós sin misericordia, del último verano. Aquel amor era como el rescoldo de la leña de olmo, no hacía llamas visibles. Sus labios rojos como bayas de fresno y sus pensamientos desnudos de amaneceres, no conocían primaveras, ni lágrimas, solo infimitos con tatuajes absurdos.

Mientras: Un rumor de hojas amarillas deposita sobre un lago azul, canciones que arrebatan de un viento triste impregnando el ambiente con un olor a violetas.

Y… siguió musitando:

-Es el día en que sepas que, ella ha huido lejos, más allá de las estrellas, convertida en alondra.

02 marzo 2013

PARIS, Je t’aime

 

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Migajas de amores secretos, desconocidos. Mentiras que cerraron ausencias en las noches de París. Jirones de abismos entre luces de neón. Imposibles miradas de amor sobre los puentes del Sena. Amores comprados en cada esquina. Caricias que ocultaban el miedo a conocer la verdad.

¡Es igual! París: Je t’aime.

01 febrero 2013

AQUELLA MELODÍA

 
 
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Una esquina, un saxo, una noche y… París.
Aquella melodía estrujaba nuestros deseos de amarnos. Nos abrazamos. El músico callejero prolongó la sinfonía mientras duraron nuestros besos.
Nos fuimos alejando empujados por los últimos acordes. Caminamos bajo la lluvia perezosa entre luces de neón que amaban la obscuridad.
Fuimos noche, madrugada y olvido.
Y… ¿Todo se acabó?
¡Sí!
Yo me quedé allí, solo. Recogí los últimos dos lienzos terminados y me fui a Montmartre para conseguir con su venta dinero para regresar a España.
Hoy se ha abierto una ventana que da a la nostalgia. Solo veo ausencia.
No recuerdo su nombre, solo sus besos envueltos en la melodía de aquel saxo en aquella esquina de París.










20 enero 2013

¿QUÉ TÍTULO LE PONGO AL RELATO?

 

 

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La noche abre la ventana de las estrellas y el lago se queda solo; espera que la luna acaricie su sueño.

Unas lágrimas, como hojas secas doradas, se posan sobre una escalera gris que lleva a las profundidades del abismo de la tristeza.

Eternidad que se frota los ojos, mientras su sonrisa ilumina la escena llena de silencios. Una eternidad vacía, sin nada mío. Es algo extraño, salvaje. Me quedo quieto, luego me alejaré para dejar que nazca la leyenda.

Siempre trato de empezar por los deseos, por los sueños, por escribir sobre los amores que duermen en las palabras nacidas sobre la escarcha de los imposibles.

De repente quise huir. Todo era desconocido. Nunca me había sucedido eso de sentirme atrapado. No sabía qué título poner a mi relato.

¿Por qué titular un libro, un relato, un poema?

La MUECA se ha dormido. El JADE brilla descalzo. No hay nada que hacer. Ellos están a la orilla que les vio brotar. Durante miles de años jugaron en silencio en el bosque que rodea el lago. No supieron que se amaban. Bueno, no se sabe. ¿Por qué a veces lloraban? Ella, quiso marchar por la senda que lleva al valle; él, cerró los ojos para no ver el abandono. Y, después, la noche. Nadie recuerda el final de la historia.

Los álamos cuentan la vida de ese amor, su fragilidad, su locura. Ahora es un recuerdo, un crepúsculo, un estanque.

Hay pasiones con mucha confusión. Si se supiera cómo se van a desarrollar, tal vez, nunca se amaría. El amor, llega pero, la inflexible Átropos corta, sin avisar, el hilo del deleite con sus tijeras de oro, y muere.

-Ven aquí amor, y dime que me quieres. A Jade le temblaban sus brillos verdes con manchas rojizas.

-¡Te mentiré!

-No me importa.

-Vale: te amor.

Con una pasión fingida en sus palabras, Mueca, siguió:

-Dondequiera que vayas, ya puedes contar lo mucho que te quiero, nadie te creerá.

La luna, esclava de la tenebrosidad, crece en un cielo encantador. Y cada noche, por las sendas del bosque, las estrellas se refugian, para escapar de la hermosa Vieja Luna.

Habían conocido un amor ruin, enemigo y traidor.

¿Qué título le pongo al relato?

15 enero 2013

LA CARTA QUE NADIE LEERÁ

 

 

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Empieza a lucir el sol. Las nubes siguen grises, a sus espaldas, saltan chispas de luz que rompen en mil retales los colores del horizonte. Irisaciones como gotas de lluvia caen en el rio, siempre relucientes al amanecer.

Mi pensamiento, encima del viento, cerca de las estrellas, revolotea libre. Bajo los soportales del monasterio, contemplo el valle jubiloso que se despierta alegre y soñador. Mi realidad, está cautiva de su belleza.

Trataré de acercarme a las encinas de mi pueblo, para escuchar, a través de sus hojas, como conseguir unas historias de alas vigorosas e infatigables, que vuelen sobre la ciudad de los sueños que nunca se realizaron.

Aquel amor de incognito era atractivo como un sueño. Las puertas de su mirada daban paso a un horizonte de esperanza, dispersando las tinieblas que envolvían la propuesta de juegos eróticos para aquel fin de semana.

Ambos hicieron el amor para confirmar su soledad. No supieron transformarlo en sus propios sueños. No se les encendió la antorcha de abedul que les aportara felicidad.

-Acércate y cuéntame. Pon fin a tus pensamientos crueles. ¿Qué significan estos amargos gemidos? ¿Engaños? –dijo él.

Ella, no pudo aguantar más, su amor era completamente estéril, se separó y, comenzó a vivir igual que la hiedra que da fruto y flores cuando está libre. Quebrantó su promesa y desapareció para siempre.

Él, quedó cubierto de eterna tristeza. Un recuerdo imborrable, silencioso de sus caricias; de besos dulces como el azufaifo; del sonido de su voz, que evocaba el producido por las corolas de papiro al caer mecidas por el suave céfiro, y el aroma de su cuerpo, todo le estalla en su alma.

Mas, quiso curiosear el misterio de aquella mujer, y dejó escapar todo lo bueno y malo que tenía, hasta la esperanza.

La carta que nadie leerá se ha quedado estremecida sobre la superficie del lago, sus palabras escritas, como lágrimas negras, desaparecen dulces jugando con el fulgor de sus aguas.

10 enero 2013

EL SOL DE NOVIEMBRE

 

 

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El sol de noviembre, entra por la ventana, huye del aire frío tras acariciar las aguas del rio, del rio Vero que quiere llegar a unirse al Cinca, y, juntos dormir en el mar antes de que termine Escorpio. El balanceo de las copas de los árboles y el deslizar de las aguas dando saltos sobre las piedras que las hacen brillar, dan la sensación de que el paisaje se mueve con alegría.

Su mirada, desierta de cariño, era implacable, borraba toda intención de hacer el amor. Comprendió lo que estaba pasando: No le amaba.

Y le dijo:

-Alma de silencio, por qué no me quieres.

-No puedo. Soy el sueño de otro. No quiero enojarte. Adiós.

Era demasiado pronto para llorar.

05 enero 2013

Y…SE FUE

 

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Fui descalzo por la playa hasta los arrecifes. Cuando me tumbé sobre la arena, soñé con un lugar para vivir. Las huellas de mis pasos se habían borrado. No sabía volver. No quería volver.

Y seguí soñando...

Soñé, acurrucado entre sus pechos... percibí el aroma de su cuerpo que embriaga los sentidos, me perdí en un diccionario infinito de deseos. Solicité a los dioses permanecer en ese Paraíso.

Una gaviota, sobre una barca cercana, que acunaba las aguas, contemplaba como su compañera huía hacia un horizonte de magia imposible.

-Yo tampoco quiero estar sola -me dijo.

Y… se fue.