
En busca de la verdad, lejos del infierno exterior, él, un anciano iluminado por la luz del alba, medita sobre la mentira, o, ¿duerme?, seguramente ha estado rastreando filosóficamente las consecuencias del comportamiento existencial, o tal vez, sobre la vida del ciprés que, triste, crece directo al azul, mientras a sus pies duerme la hierba tras la siega.
Ella, la criada, ni llora ni ríe. Tiene un pasado entre cacerolas, y su futuro, esclava de fogones, sin odio, sin esperanza en otra vida mejor.
Ningún movimiento extraño. Solo claroscuro.
ATHO
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