25 mayo 2012

ÁMSTERDAM




 Es para mí, la última arista de sueños geográficos. Es la ciudad que espera siempre nuevas miradas. La libertad gratuita. Cascada de sueños que acaricia mis pensamientos cada vez que invento su imagen. No he estado nunca, pero la conozco. Está impresa en el ADN romántico de mi sangre, como lo está Venecia, París, Marrakech...
La fuerza de atracción sobre mí, no sé de donde sale, pero me gusta sentirme dominado por esa gravedad. Yo sé que me llama, ella sabe que la quiero y me llama. Me angustia pensar que no pudiera visitarla nunca, que piense que me he olvidado.
¡Oh, Ámsterdam! Enigmática Gioconda. ¡Cuándo conoceré la mirada de tus puentes!
¡Cuándo la sonrisa de tus mujeres!
En las orillas del arco iris de tu misteriosa alma, existe un enigma profundo que cabalga en la noche; frontera donde duermen amores comprados, sexo que es más que una caricia.
Si con tu atractivo y mi voluntad, no es suficiente para verte, alzaré mi copa de tinto y viajaré por el espíritu del vino hasta sentir el latido de tu corazón.


1 comentario:

Pilar Moreno Wallace dijo...

Ayer he estado en Amsterdam. Hay rssiduos de prisas en su gente. En las calles una babel y bicicletas que se hacen fuertes; dominan.
Los canales ha perdido su silencio y sonrien. Cerca duermen las gaviotas. La plaza del Dam no es lo que ha sido, nadia hace su casa de ella. Al palacio le han lavado la cara, ahora esperan los turistas para entrar. Amsterdam, madre de todos los idiomas.