20 diciembre 2012

MALA MEMORIA O MALA FÉ

SIESTA

Pese a ser viento del valle, que empezó en las cumbres entre las primeras nieves, las caricias eran fuego. Sus chispas salpicaban todo su cuerpo.

De todos los amores, era ese el que le liberaba, los demás se iban muriendo. Llamaba en su ayuda a los largos y viejos momentos cargados de errores, para conseguir la redención de la notoria falsedad de las promesas que le hacían.

Ese desierto de amor, soledad pura, era un largo camino que le lleva, impulsado por el viento del recuerdo de la traición, hacia una bruma ocre, que guarda aquellas amargas palabras que le expulsaron del paraíso con la desgarradora sensación de estar condenado a permanecer para siempre lejos de ella.

…infinidad de puntos suspensivos.

Siempre que caía preso de los encantos de su cuerpo, alejaba los pensamientos llenos de aburrimiento de una vida sin aliciente. Surgían, en los momentos de pasión, otros designios llenos de misterio y magia.

Si sus labios le negaban un beso, ese amor exigía purificación. La duda solo se podía eliminar con más pasión. Y la tenían como la primera vez.

Pero…

Andaba por la vida con ese amor sublime pero, vio en el parque a una mujer joven y hermosa que reía escandalosamente de las gracias de una amiga. Le pareció más bella que la que llevaba a su lado. Y la dejó. Y se fue, se fue en busca, al día siguiente, a la extraña del parque, y, no la encontró. Nunca más la vio. Le paso como al león de la fabula: que dejó la liebre para perseguir a una gacela. Se quedó sin las dos.

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