05 marzo 2010

NINGÚN AMOR PARA LOS HOMBRES VIEJOS


¿Dónde están las arañas amarillas? Eran del color de mi locura. Tal vez estén tejiendo mi soledad. No veo nada más que la luna durmiendo entre las ruinas del castillo. El arrullo del río que se desliza sobre una tierra sucia y sin cosechas, naufraga entre los cañaverales que escriben pentagramas de tragedia, hartos de las noches de luna llena.
El mismo frío del día de su partida. El deseo de amarle fue una maldición.
Feliz el que cree amar y ama. Plegaria hipócrita. Si el hombre es un ser necesitado de consuelo ¿existe la conciencia de sentirse amado? ¿De quién? ¿Por qué?

ATHO
Martes, 13 de marzo de 2007

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