16 diciembre 2011

ABUSO de los "que" y "qué"


Estaba sentado en una estrecha acera de una angosta calle abandonada de Manhattan. Frente a mí, una gato negro. Nos mirábamos fijamente a los ojos.
Yo, pensando en el por qué de los “que” y los “qué”, el gato, sentado sobre su rabo blanco, se limpiaba los bigotes con su patita también blanca. Seguro que él, que había querido ser escritor de novelas policíacas, y que, qué le importaba, no haber conseguido publicar ninguno de sus relatos, si lo que había conseguido era, que por fin había encontrado el camino que le lleva a la azotea del rascacielos donde vive su amada gatita, y que le espera todas las noches junto a la chimenea que más calienta. Así que, estuvimos hasta que, la luz, que intentaba llegar al asfalto, se vio interceptada por las paredes de los edificios, que casi se juntan antes de alcanzar el cielo.
Parecía un manifiesto del mayo 68. ¡El “QUE” al poder!

Le pregunté al gato de la calle estrecha:
⎯ Pero tú ¿qué piensas? ¿Quién eres?
Pareció cerrar sus ojos hasta formar una pequeña ranura, por donde destellaban las luces de neón, mientras me contestaba:
⎯ Soy Bastet, Diosa-Gato, diosa de la casa, hija de Isis y Ra, protectora de la familia, amiga de la Luna, mi reino es el amor, la música, el baile, la fertilidad, la felicidad, la hechicería y la sabiduría. A veces, mi naturaleza feroz, presenta aspecto vengativo. Una de mis misiones era, en el antiguo Egipto, castigar a los enemigos del Faraón. Los gatos domésticos eran y son mis protegidos. Antes, cuando mi familia divina gobernaba sobre el Nilo, el que mataba un felino, era ejecutado. Muchas familias, al morir el gato, se rasuraban las cejas en señal de duelo.
⎯ Pero… Bueno, a mí qué me cuentas, ¿Qué hace una diosa egipcia en medio de Manhattan con un tío que está liado con los qués y los ques?
⎯ ¿Por qué no le preguntas a ese hombre, que se está escapando del duodécimo piso de ese edificio que tienes a tus espaldas, que baja por la escalera de incendios, si el realce negro y sedoso que ha acariciado, es el pubis de su amante o es un gato negro.

La calle recogió el silencio que la noche le enviaba.

ATHO

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